La concesión de la medalla de oro de Oviedo es un hito más en la historia de las Pelayas. Su abadesa citaba ayer tres fechas clave en su historia, «como mojones en el camino».
La primera es el año 994, cuando las monjas de León salieron huyendo de Almanzor y se refugiaron en Oviedo, en el monasterio de San Juan Bautista, con las reliquias del niño San Pelayo.
Fue así como empezó su vecindad en Oviedo.
En el año 1835, con la desamortización de los bienes eclesiásticos, las monjas del monasterio de San Pelayo perdieron todos sus medios de vida y sólo con la ayuda de los vecinos de Oviedo pudieron salir adelante.
La tercera fecha, la más reciente y de la que aún quedan testigos, es 1934, año del incendio del monasterio. El edificio quedó totalmente destruido y mucho tiempo después, cuando las monjas regresaron a él, hubo algunas que trabajaron como peones en la reconstrucción, para ahorrar jornales.
La hermana María del Carmen Álvarez Prendes, que fue una de ellas, recordaba ayer las lágrimas que derramó por la dureza del trabajo.
Fuente: LNE
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