viernes, 2 de marzo de 2007
El AVE asturiano se enseña
Es un laboratorio técnico rodante. Está lleno de cables, bidones con agua que imitan el peso de los futuros pasajeros, fundas de plástico que cubren los asientos y ordenadores que estudian la respuesta del tren en cada una de las cerradas curvas del Pajares. El Ave de Asturias, el tren de alta velocidad que llegará a la región, lleva una semana de Busdongo a Pola de Lena, y vuelta otra vez. Decenas de veces, todos los días, para probar su adaptación a las endiabladas curvas del Pajares. Y es que el tren circulará por la región mucho antes de que llegue la alta velocidad.
Renfe comenzará a utilizar los Talgo Bombardier 130 a finales de este año, cuando entre en funcionamiento la línea de alta velocidad entre Madrid y Valladolid. Será entonces cuando los nuevos trenes recorran, ya con pasajeros, el viejo trazado ferroviario del puerto debido a su capacidad para adaptarse a cualquier tipo de vía. La clave de la nueva flota es su característica de «rodadura desplazable», que permite circular indistintamente por vías de ancho nacional e internacional.
La puesta en marcha de este tren, que utilizará la línea de alta velocidad entre Madrid y Valladolid para después circular por ancho nacional hasta Asturias, permitirá acortar los tiempos de viaje entre Asturias y Madrid una hora y cuarto. La nueva flota puede circular a una velocidad máxima de 250 kilómetros por hora en líneas de alta velocidad y 220 kilómetros por hora en las convencionales; pero antes de que los asturianos puedan subirse al nuevo tren las máquinas y los vagones son sometidos a distintas pruebas por todo el mapa ferroviario del país.
Pajares es la prueba de fuego para las curvas de radio muy corto, entre 250 y 400 metros. Antes de llegar a Asturias el tren estuvo en Ávila para analizar su respuesta en curvas amplias, de 400 a 600 metros, y con anterioridad los técnicos pisaron el acelerador a fondo por las rectas de Oropesa (Castellón), para probar la velocidad en vías de ancho ibérico, llegando a los 242 kilómetros por hora. Tras las curvas asturianas el tren irá a buscar su velocidad punta en líneas de alta velocidad, donde alcanzará los 275 kilómetros. Antes de pasar el visto bueno final el tren tendrá que hacer 100.000 kilómetros en pruebas.
Fuente: LNE
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