lunes, 12 de marzo de 2007
Se jubila Pepe, el del bar Cantabrico
En mayo de 2008, José Velasco del Valle cumplirá 50 años tras la barra del restaurante Cantábrico. Para entonces, y a pesar de que ha anunciado su jubilación, todavía se le podrá encontrar rondando por los locales del afamado establecimiento ovetense: «Tengo mucho que hacer por aquí y además el restaurante no se cierra, queda mi hijo Eduardo», explica Velasco.
Todo el mundo conoce a Velasco como Pepe el del Cantábrico, porque su vida no sabría explicarse sin el establecimiento en el que ha trabajado dos tercios de su existencia. El hostelero recibirá hoy un homenaje por toda la vida dedicada a la restauración. Los actos en su honor arrancaron, ayer, con la recepción oficial que le brindó el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, al que le une «una fuerte y antigua amistad».
De Lorenzo tuvo unas palabras de cariño para Velasco y para su restaurante. «El Cantábrico, además de ser el mar de Asturias, es también un excelente restaurante», apuntó el primer edil ovetense, que añadió además que «es uno de esos lugares de los que crean prestigio a la gastronomía asturiana, del buen comer y del buen beber que se practica en nuestra tierra. También de la hospitalidad. Del trato próximo, más que cordial, afectuoso y fraternal».
El alcalde de Oviedo no ahorró elogios para «mi buen amigo, mi entrañable amigo, José Velasco, Pepín, que me ha hecho pasar en la mesa de su restaurante algunos de los mejores momentos de mi vida».
Velasco llegó al Cantábrico tras los pasos de la que después sería su mujer, Covadonga Prida, que a mediados de los años cincuenta era la hija del propietario del local. Desde su matrimonio, este hombre natural de San Juan de Beleño, en Ponga, no ha hecho otra cosa que mirar por la clientela del Cantábrico y «ofrecerles siempre la mejor calidad y el mejor trato». Ese es su secreto. La relación de Velasco con la hostelería arrancó con tan sólo 15 años.
Fue entonces cuando llegó a la ciudad de Oviedo con su padre y desempeñó diversos trabajos, como recadero en oficinas. Hizo las pruebas para entrar como aprendiz en la Fábrica de Armas pero, afortunadamente para la hostelería ovetense, no entró en la industria. Un día, un amigo que trabajaba en la librería Cervantes le informó del anuncio de un bar en el que pedían un chico para trabajar y allí, en el restaurante Gayoso, empezó todo. Velasco pasó después al Kopa Bar y de ahí al Cantábrico. Cinco décadas después -y con 74 años cumplidos- Pepe se despide, «pero no del todo».
Fuentes: LNE
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