Y es que Asturias es, según Sadei, el ejemplo más evidente de la segunda transición demográfica, en la que nacen pocos y mueren pocos. «Lo que ocurre en España lo pasaron los países nórdicos hace treinta años.
Asturias pierde población como Galicia, Castilla y León, País Vasco y el norte de Aragón. España crece por los inmigrantes y éstos llegan masivamente a las zonas más dinámicas, que no es el norte del país. En este sentido, el sur de España sería el norte de Europa y al revés», explicaron desde Sadei.
La aportación de los inmigrantes al crecimiento económico del país es indudable, según los expertos. Las regiones que más extranjeros han absorbido son aquéllas cuyos parámetros económicos más han mejorado, hasta el punto de alcanzar objetivos de pleno empleo, explicó el profesor Florentino Felgueroso, doctor en Economía, profesor titular de la Universidad de Oviedo y miembro del equipo de investigación que ha participado en un estudio de reciente publicación de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada que analiza la importancia del inmigrante en la economía nacional.
El profesor Felgueroso mantiene que Asturias tiene un problema de población cuantitativo y cualitativo. El primero, porque nacen pocos niños y apenas llegan inmigrantes, y el segundo, porque los jóvenes preparados se van. «Asturias crea empleo, pero en malas condiciones, por eso se nos va el talento a otras comunidades. Un ejemplo son las TIC, que dice que necesita personal y no lo encuentra, y resulta que nuestros ingenieros informáticos se van a otros sitios. Ahora es tan importante conseguir un empleo estable y bueno como tener un buen salario».
Y, además, no nos llegan suficientes inmigrantes, «que cubren los empleos en los que nosotros no queremos trabajar, pese a que muchos de ellos tienen formación, son licenciados, pero tienen que trabajar de camareros o en ayuda a domicilio, en lo que pueden. Nosotros nos negamos a hacerlo. El que dice que quitan puestos de trabajo y oportunidades a los oriundos juega, cuando menos, a la confusión, y eso está demostrado históricamente».
Para el profesor Felgueroso, «el problema no es la primera generación de inmigrantes, que vienen a trabajar y generan riqueza, sino la segunda y la tercera, sus descendientes, porque nacen en el mismo país que nosotros, son ciudadanos como nosotros y quieren estar plenamente integrados, y tampoco van a querer los trabajos que nosotros no queramos para nuestros hijos y nietos. Eso es lo que pasó en Francia y tenemos que aprender para no tener los mismos problemas, empezar desde el colegio a educar para que no haya segregación y que realmente crezcan en igualdad de oportunidades».
lunes, 18 de junio de 2007
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