lunes, 11 de junio de 2007

Castropol es un vergel para el Corpus


No hay alfombras florales como las que los castropolenses despliegan en sus calles con motivo de la fiesta del Corpus Christi: son las más largas, las más bellas, la más mullidas. Sin ánimo de faltar al resto de los artistas florales del Occidente, la villa castropolense ha sabido elevar el listón hasta conseguir que sus alfombras y su celebración del Corpus alcancen la categoría de fiesta de interés turístico regional. Un año más, ayer, los visitantes no fallaron a la cita con el vergel multicolor de Castropol.
Este año, la cita del turista con el mosaico de pétalos tampoco defraudó y todas las obras quedaron plasmadas en fotografías o cintas de vídeo. Castropol siempre busca superarse y es que sus alfombras florales no sólo se hacen con pétalos de flores; las conchas, la arena y las sales de colores forman también parte de esta muestra de arte en la calle que deja tras de sí la unión de un pueblo que trabaja durante semanas en la recolección de la flor para ser Corpus Christi por un día.
La flor del pampillo, la amarilla, es la que primero se recoge. Este color se emplea en la confección de todas las alfombras, y para su conservación desde su recogida, hasta entrar a tomar forma en la moqueta desplegada en las calles, se mantiene en cámaras frigoríficas junto con el hinojo, el ciprés y la espadaina, que son las encargadas de vestir de verde las calles de la villa castropolense.

La rosa, por su delicadeza, es la última en recogerse, ya que su belleza exige poca estancia en las cámaras frigoríficas.

Ya recogida la flor, el pueblo se vuelca desde la madrugada en la calle, donde se pintan y esbozan los dibujos que se rellenarán con pétalos, uno a uno. No es éste un trabajo para personas inquietas, ya que se tardan horas en cubrir de flor las calles empinadas de la villa; «algunas más que otras», comentan los artistas florales de Castropol.

La agrupación de artistas florales de Castropol ha conseguido poner en valor un arte que viene desplegándose en la villa «desde siempre». A partir de los años ochenta estos artistas tomaron las riendas de la festividad de Corpus Christi y han sabido profesionalizar su arte. La utilización de nuevos materiales y colores, los dibujos perfectamente definidos y los mensajes de paz y solidaridad han sabido ganarse el reconocimiento de las instituciones, que han declarado la cita con el Corpus de Castropol fiesta de interés turístico regional.

Pero si de algo se siente orgulloso Castropol es de haber sabido dar continuidad a una tradición centenaria que corría el riesgo de renovarse o morir. Cientos de personas callejearon ayer por la villa castropolense, en fila india, de uno en uno, con cuidado de no tocar las alfombras, mientras admiraban el trabajo que ha convertido las calles, una vez más, en obra de arte.

En el occidente de Asturias, la festividad de Corpus Christi y la tradición de engalanar las calles con motivos florales comienzan a recuperarse en varias villas como son Boal o Puerto de Vega, en Navia, que, aunque en dimensiones más pequeñas que Castropol, también extienden preciosas alfombras en sus calles.

Castropol se ha convertido en la reina de todas las flores, en el ejemplo a seguir de todos los artistas florales y aficionados de Asturias. Mientras las demás villas se suman al despliegue de las alfombras florales del Corpus Christi, Castropol se consolida como la verdadera reina, la reina de todas las flores.

Fuente: LNE

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