domingo, 29 de abril de 2007

15 martires asturianos de los 498 que se beatificaran en Roma


Nunca la Iglesia católica había conocido una ceremonia de beatificación en la que se elevaran a los altares al mismo tiempo a nada menos que 498 mártires (puede que durante los siglos I a IV se produjeran declaraciones masivas de martirio, por aclamación popular, durante las grandes persecuciones de la época, pero de esas celebraciones no ha quedado constancia documental).

Tal ceremonia se va a celebrar en el Vaticano, tras varios delicados tanteos sobre el lugar idóneo para esta liturgia. Serán casi 500 mártires de octubre de 1934 y de la guerra civil, entre los que se cuentan 15 asturianos: un carmelita y 14 dominicos, entre ellos, el padre Gafo, eminente representante del catolicismo social.

Dichos tanteos se iniciaron cuando hubo que tener presentes las nuevas directrices de Benedicto XVI sobre beatificaciones: conviene, según el Papa, que se celebren en los países y diócesis de origen de los futuros beatos. Pero aun bajo esa premisa, las autoridades eclesiásticas españolas tropezaron con tres dificultades: primera, los 500 mártires son de varias diócesis; segunda, ¿qué templo o qué espacio reuniría condiciones en España para una ceremonia que se espera multitudinaria?, y, última dificultad, aunque no menor: ¿cómo encajaría esa celebración en un país con sucesivas tensiones entre Iglesia y Gobierno de izquierdas?

Por todo ello, la ceremonia de beatificación más numerosa de la historia -cuyo eco será previsiblemente inmenso, además de polémico- tenía que salir de España y ser llevada al Vaticano. Tras considerar emplazamientos como San Juan de Letrán o San Pablo Extramuros -para no llevar beatificaciones a la basílica de San Pedro-, la cuestión numérica se han impuesto: la celebración tendrá lugar en la plaza de San Pedro -el último domingo de octubre o el primero de noviembre-, y ese espacio y sus aledaños serán preparados para recibir hasta dos millones de peregrinos, cifra también inusitada.

De hecho, la plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), reunida esta semana, ha alentado la peregrinación a Roma para tal fecha, mediante un mensaje «con motivo de la beatificación de 498 mártires del siglo XX en España». El título de la nota de la CEE es significativo.

Al igual que sucede en todo el mensaje, los obispos evitan el término «guerra civil» y, por supuesto, el de «memoria histórica» o similares. Sin embargo, tales cautelas no alejarán una larga polémica cuya primera expresión se produjo en 1987, a raíz de la beatificación de tres carmelitas descalzas de Guadalajara, cuando el Gobierno González envió a la ceremonia representantes políticos de segundo nivel, pese a que Juan Pablo II y el cardenal Somalo le habían pedido al embajador Puente Ojea máxima representación española.

Aquellas beatificaciones se habían celebrado justo al término de los cincuenta años de moratoria que establecía el derecho canónico de la época, y ello coincidía con el deseo de Juan Pablo II de proclamar que la Iglesia seguía siendo martirial aun a finales del siglo XX. Tras la ceremonia de 1987, se han celebrado hasta el presente 476 beatificaciones de mártires españoles. El acto más numeroso hasta la fecha fue el de 2001, con 233 beatos. Tras la ceremonia de los 500 se espera otra beatificación numerosa para 2009, de unos doscientos mártires más.

También se han celebrado 11 canonizaciones, en las que Asturias se lleva la palma (del martirio): los mártires de Turón -ocho hermanos de La Salle y su capellán pasionista-, y San Pedro Poveda, que fue canónigo de Covadonga.

Y un último dato sobre las beatificaciones del otoño y la expectación que pueden producir: tras publicar hace unas semanas LA NUEVA ESPAÑA reseña de los mártires asturianos, tres familias de éstos se pusieron en contacto con este diario para ofrecer datos y recuerdos de aquellos. Se ve que setenta años no son nada.

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