Entre todos los escanciadores de la fiesta tuvo especial éxito «Manolín», el muñeco escanciador de Colloto, que este año por primera vez está «robotizado» y es capaz de mover los brazos y hablar, encomiando la calidad de la sidra del llagar Herminio, que sirvió generosamente a todos los que le tendieron el vaso.
A su lado, manejando el ordenador que hace de cerebro del escanciador mecánico, estuvo durante toda la jornada su creador, José Luis García Argüelles, de Colloto, un antiguo trabajador de mantenimiento de Duro Felguera. «Para mí esto es un hobbie, como a otros les gusta esquiar», aseguró.
Él mismo hizo, hace trece años, el muñeco de acero, con pelo de varilla y bigotito, que este año, sin embargo, hace distintos movimientos y habla. «Este año por primera vez está robotizado, me ayudó un compañero que sabe de electrónica, Miguel Ángel Argüelles», cuenta José Luis. La clave de «Manolín» está en la «vaina» de fibra óptica que tiene en la mano, que da la información al cerebro y pone en movimiento los 12 ejes que sirven para que levante el otro brazo y escancie la sidra limpiamente, sacándola de doce botellas a la vez. Y ayer «Manolín» se bajó cajas y cajas.
Entre el público, no faltaban también los optimistas, como David Fernández y Pablo Fanjul, dos amigos de 21 años que no se pierden, desde hace tres temporadas, la «Preba» de Gascona. «Empezamos a las 11.15, y esperamos acabar bien, para poder conducir, con menos de 0,25 de alcohol», aseguraron.
También tuvo poder de convocatoria la fiesta de Gascona para uno de los pocos abstemios de la fiesta, Josechu Fernández. «No bebo sidra ni nada, porque no me sienta bien, pero vengo porque a mi mujer le gusta esta fiesta», señala este autónomo de Oviedo.
Para que la sidra cayera bien en el estómago, los puestos en la calle vendían el aderezo indispensable de cualquier espicha: trozos de empanada y bollos preñaos, a dos euros; pinchos de lacón o tortilla a un euro, o chorizos a la sidra, a 2,50 la tapa.
No faltaron los vendedores de globos y juguetes que frecuentan las fiestas de Oviedo. Los globos, a cuatro euros, y los animalitos mecánicos, a cinco. «No se vende mucho, no es una fiesta muy infantil», lamentaba el vendedor, ovetense de Las Segadas.
Fuente: LNE
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