domingo, 22 de abril de 2007

Las contradicciones de los jovenes asturianos


Están bien formados pero no les cunde porque ganan poco o están parados, practican el sexo pero lo practican mal, se declaran católicos pero no pisan la iglesia, sueñan con casa propia pero son familia-dependientes, quieren un mundo mejor pero son apolíticos, han oído sobre los efectos nocivos de las drogas y el alcohol pero consumen más que los adultos, honran a sus amigos pero son individualistas, no leen libros ni periódicos pero están conectados al mundo a través de internet y quieren ser felices pero empiezan a sentir los síntomas de los males de esta sociedad hiperactiva y, como papá y mamá, también visitan al psiquiatra.

Jóvenes asturianos. Así son y así de contradictorios los retratan los estudios científicos. Amparo Novo, profesora de Sociología de la Universidad de Oviedo, lo considera lógico: «Atraviesan un período de la vida en que construyen su identidad y es una etapa muy contradictoria».

Una colega suya, Cecilia Díaz Méndez, constata diversas fases en esa etapa de búsqueda de identidad de los jóvenes y que se va conformando a través de una estrategia sostenida de acumulación de capital. El primer objetivo es la aceptación dentro del grupo: «Para ello el joven invierte en capital simbólico. Una vez dentro, el capital social es el que aporta mayor estabilidad para mantenerse dentro del colectivo juvenil.

El estudio y el trabajo constituyen estrategias de inversión en capital cultural y formativo; por último, la acumulación de capital económico, plasmado en ahorro de dinero o bien en patrimonio es la estrategia más depurada de quienes piensan ya más en la integración en el mundo adulto que en la posición que ocupan en el mundo juvenil».

Pasan por una etapa de crecimiento, de búsqueda. Pero no buscan un mensaje evangélico: sólo un 5,6% de los jóvenes que se identifican como católicos (dos de cada tres) va regularmente a misa (domingos y festivos).

Lo que no había trascendido hasta ahora es que cada vez son más los muchachos que buscan unarespuesta psiquiátrica a sus crisis de identidad. Según el Principado, la utilización de los servicios de Salud Mental por parte de la población infantil y juvenil ha crecido un 12% en un año, en gran parte debido a trastornos neuróticos (se incluyen las crisis de ansiedad o problemas somáticos) o de comportamiento (se trata de las llamadas «conductas antisociales», en las que no se respetan los derechos de los demás ni las normas sociales).

Los expertos advierten: en los próximos años habrá que estar especialmente atentos a la progresión de problemas derivados de la ingesta de alcohol a edades tempranas, el mayor consumo de cocaína, la emergencia de otras sustancias como el éxtasis o los trastornos alimenticios. Seis de cada diez menores comen mal por exceso y muchos de ellos tienen problemas de autoestima, mientras compran más boletos que el resto de la población para padecer enfermedades relacionadas con una deficiente nutrición y la falta de ejercicio físico.

Beber, beben a esgaya. Según el Observatorio sobre Drogas, casi el 80% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha consumido alcohol en el último mes y seis de cada diez se han emborrachado en alguna ocasión. Las chicas superan a los chicos en consumo de alcohol. Uno de cada tres es fumador habitual de tabaco y uno de cada cinco fuma porros con bastante frecuencia. Gran parte de la chavalería piensa que fumar porros de forma esporádica no causa problemas. El caso es que los bendicen, los lían y los comparten. Sólo el 4% ha hecho un uso regular de la cocaína.

¿Cómo hacen frente a tanto gasto? ¿Andan sobrados de parné? «La juventud asturiana se caracteriza por ser económicamente dependiente de su familia, con una clara tendencia a la búsqueda de autonomía financiera y básicamente satisfecha de su situación económica actual», afirma Cecilia Díaz.

Fuente: LNE

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