lunes, 9 de abril de 2007
Se impone la imagen del Resucitado en la ultima de las procesiones de Semana Santa
La lluvia respetó la última y la más numerosa de las procesiones celebradas esta Semana Santa en Oviedo, la de Jesús Resucitado, que salía por primera vez y que estrenaba paso. Fue la primera ocasión en la que se vio a todas las cofradías y hermandades de la ciudad desfilando juntas.
Desde el claustro de la Catedral y con cierto retraso sobre la hora prevista con el fin de esquivar la lluvia, la imagen que Vicente Santarúa esculpió por encargo del Ayuntamiento, la de Jesús Resucitado, inició su camino por las calles del Oviedo antiguo.
La procesión, según comentó más tarde el juez de penas de la Cofradía del Silencio, Miguel Ángel Blanco, que fue el encargado de dirigir el recorrido, se vio obligada a apretar el paso. «Teníamos cierta incertidumbre sobre el horario», reconoció, y añadió que «el tiempo tampoco ha ayudado».
El primer tramo de la procesión, desde la Corrada del Obispo pasando por el Tránsito de Santa Bárbara y la calle Santa Ana hasta llegar a la plaza de la Catedral, quedó un tanto deslucido por la amenaza de la lluvia. De todos modos, el agua se retiró apenas aparecer y dejó el cielo encapotado pero suficientemente despejado para permitir que la procesión recuperara el ritmo que se había marcado.
La amenaza de la lluvia también fue la responsable de que la Banda de Música «Ciudad de Oviedo» se retirará en el último momento. Decidió no salir y eso obligó a reorganizar la procesión, trasladando a la cola a la banda de cornetas de la Hermandad de Jesús Cautivo. Hasta que se adopto esa decisión, la procesión discurrió en silencio.
De cualquier manera, y a pesar de esos primeros contratiempos, a su llegada a la plaza del Ayuntamiento, después de haber pasado por Fruela y por la calle Jesús, la procesión del Resucitado conseguía transmitir recogimiento y devoción. Las campanas de la Catedral repicaban alegremente, anunciando la buena noticia de la Pascua cristiana y acompañando la marcha, hasta el comienzo de la misa pascual.
Todos los cofrades de la Semana Santa participaron en la procesión, cada uno con el hábito de su cofradía o de su hermandad, con cirios y hachones o con los bastones con los que se ayudan en la marcha. Eran muy numerosos en todas las cofradías los niños, que caminaban con la cabeza descubierta y con paso juguetón. Cada cofradía dejó sus imágenes y sus pasos en las iglesias y todas juntas acompañaron al Resucitado.
El nuevo paso avanzaba tras todos ellos, flanqueado por cuatro policías locales con el uniforme de gala. La imagen de Cristo, cubierto con una túnica blanca, se colocó sobre unas andas mecánicas, cubiertas con unos faldones azules y con festones dorados, los mismos colores del Ayuntamiento de Oviedo, la institución que ha cedido la imagen a la Junta de Cofradías y Hermandades.
El arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, junto al deán, Ángel Pandavenes, varios miembros del cabildo y otros sacerdotes, seguía el paso por las estrechas calles del casco antiguo, que hacia el mediodía comenzaron a llenarse de gente y de paseantes. Respetuosamente, se hacían a los lados para dejar avanzar la procesión.
A su regreso a la Corrada del Obispo, de vuelta al claustro de la Catedral, el presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías, Ricardo Loy, habló de «una experiencia magnífica».
«La procesión de hoy ha sido de prueba. Las cosas se nos han torcido por el mal tiempo», se lamentó, ya en el claustro de la Catedral. «Llegamos muy apurados a la misa, y eso que fuimos a una velocidad tremenda», se quejó. De todas formas, manifestó abiertamente su satisfacción por «el respeto con el que la gente ha presenciado las procesiones».
Fuente: LNE
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