jueves, 10 de mayo de 2007
Carlos Osoro explica el Sinodo en el Ateneo Jovellanos de Gijon
El arzobispo Carlos Osoro definió ayer «la situación real de España y Asturias» como aquélla en la que «existe un orden político nuevo en el que poco a poco las decisiones políticas se alejan del interés de la sociedad».
Al mismo tiempo, «se ha roto el consenso constitucional, que ahora se pone en cuestión, por lo que se vuelve a las rupturas y se hace peligrar la reconciliación». En cuanto al proceso de paz en el País Vasco, el prelado expuso nuevamente que «no pueden ser interlocutores válidos los que quitan la vida a los demás».
Osoro realizó ayer este diagnóstico durante una conferencia en el Ateneo Jovellanos de Gijón en la que refirió las «motivaciones y esperanzas» que le han conducido a la convocatoria del sínodo de la Iglesia asturiana, una asamblea de sacerdotes, religiosos y laicos que se reunirá aproximadamente dentro de dos años y cuya fase de preparación se desarrolla en el presente.
José Luis Martínez, presidente del Ateneo, agradeció al Arzobispo «que haya elegido el Ateneo Jovellanos para hablar del sínodo», ya que «tenemos muchos socios creyentes y practicantes».
Presentó al conferenciante Santos González, vicerrector de la Universidad de Oviedo y catedrático de Matemáticas. González elogió de Osoro «su figura, su humanidad y su grandeza», así como «su formación matemática, que, como yo, concluye en la Universidad Complutense». El vicerrector definió al Arzobispo como «sabio que plantea las verdaderas preguntas y persona honesta, buena, capaz».
En su conferencia, Carlos Osoro enumeró «motivaciones y resortes» que encontró en la larga lista de sínodos que los sucesivos Papas han convocado desde la celebración del Concilio Vaticano II hasta en el presente, en los que se han tratado temas como «el sacerdocio, la justicia en el mundo, la evangelización, la catequesis, la penitencia, los laicos,...». Uno de esos sínodos versó sobre Europa y Osoro refrescó al respecto las apreciaciones que realizó Juan Pablo II en la exhortación postsinodal «Ecclesia in Europa» (2203).
«Europa se avergüenza de Dios y no entra en las raíces que la hicieron grande», describió el Arzobispo, quien agregó que «hay un oscurecimiento de la esperanza, un miedo a afrontar el futuro, temor más que deseo, y fragmentación de la existencia humana, y si hay pérdida de la esperanza es por una antropología sin Dios y sin Cristo, que olvida que no es el hombre el que hace a Dios, sino al contrario».
Al llegar al apartado de la nueva situación española, incidió en «la ampliación de derechos que no son derechos existentes», en referencia al matrimonio homosexual. Por ello, añadió Osoro, «el concepto de justicia queda reducido a la satisfacción de deseos». Al mismo tiempo, criticó el prelado las tendencias actuales del «positivismo, relativismo y nihilismo», y este último en cuanto que, «excepto la voluntad de poder, nada sustenta la vida humana, como expone Nietzsche». En ese marco, «todo lo que remite a un ser transcendente es soslayado».
Pese a todo ello, «éste es un tiempo de sazón y de gracia para la Iglesia, un tiempo de afirmación y de anuncio, en el que hay que eliminar la herejía emocional -el escepticismo»- y evitar «la crítica permanente, que aunque vaya dirigida a algunos, es como criticar a la misma Iglesia».
Como colofón, Osoro citó al obispo de Oviedo Agustín González Pisador, quien en 1784 publicó, con permiso de Carlos III, las «decretales» del sínodo que aplicó el Concilio de Trento a la diócesis. «Es el sólido fundamento del buen orden que debe reinar en el interior de los obispados», dejó escrito Pisador.
Finalmente, Osoro reconoció que cuando convocó el sínodo asturiano algunos obispos le dijeron: «¿Para qué te metes en esos líos?». Pero «yo vine a Asturias a entregarme; si no, me hubiera quedado en El Sardinero. Y si el sínodo me cuesta sufrimiento, bien dado sea».
Fuente: LNE
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