jueves, 31 de mayo de 2007

Comerciantes menores de edad


Cambiaron los pupitres y los apuntes por el puesto a pie de calle y las hojas de contabilidad propias de un comercio. Se convirtieron en mercaderes por un día, dependientes de sus puestos, instalados en el paseo de los Álamos, en el Campo San Francisco. Mercancía en mano, no dudaron en vocearla e incluso regatear con la clientela. Casi todo valía para hacerse con unos beneficios.

Unos 2.000 escolares de toda Asturias participaron ayer en el VI Mercado internacional «Empresa Joven Europea», el mercado «Una Empresa en mi Escuela» y el mercado «Jóvenes Emprendedores Sociales», proyectos desarrollados en el programa de fomento de cultura emprendedora. A lo largo del paseo era posible llenar la cesta de la compra. Cuatro rosquillas a dos euros, un broche a un euro, espárragos, vino, quesos, jarrones, marcapáginas o pulseras... un heterogéneo abanico de productos que los chavales supieron ofertar a los viandantes, algunos con más suerte que otros.

Ricardo Villanueva llegó ayer desde Gijón junto a sus compañeros de la Escuela Profesional de San Eutiquio La Salle. Estudiante de primero de mecánica, ayer cambió la herramienta por los brazos de gitano, los bizcochos o las rosquillas bañadas de chocolate. «Lo encargamos a buenas pastelerías y estoy convencido de que vamos a terminarlo todo», comentaba, bandeja en mano, mientras ofrecía dulces a todo el que se cruzaba en su camino. «Se trata de recuperar lo invertido y, una vez superado el umbral de rentabilidad, ganar al menos para hacer una cena», bromeaba. A pocos metros de él, un joven regalaba abrazos, y dos chicas, del Colegio de San Claudio, animaban a los viandantes a comprar una planta de clavel «por sólo un euro o un fresal por dos».

Los collares de abalorios, pulseras y pendientes también formaron parte de la mercancía ofrecida ayer en el Campo San Francisco. «Son cosinas muy curiosas que hacen ellos y además a muy buen precio», comentaba una de las clientas sin dejar de revolver en una cesta de pulseras de cuentas de plástico que Joana Camino y Ana Magdalena Alonso vendían a un euro. Parte de su mercancía «es de origen maltés porque nuestro centro, Alto Nalón, tiene un convenio con otro de Malta del que nos mandan sus productos».

Con el mercado de cooperativas escolares se clausuraron ayer las acciones de orientación, formación y práctica emprendedora realizadas durante el curso escolar en la región. Estas iniciativas son fruto del trabajo conjunto de la Consejería de Educación y Ciencia y de la Consejería de Industria y Empleo, y están coordinadas por la ciudad tecnológica de Valnalón, empresa pública del Principado.

Mercados como el de ayer han sido destacados por la Unión Europea como unos de los doce ejemplos de buenas prácticas en el continente. En el apartado de mercado internacional, unos 1.500 alumnos de 50 centros escolares de Secundaria y Formación Profesional de la región, divididos en 91 cooperativas, han vendido productos importados de centros de Estados Unidos, Polonia, Bielorrusia, Alemania, Hungría, Francia, Portugal, Navarra, País Vasco o Madrid. Otro de los proyectos más exitosos este año ha sido «Una Empresa en mi Escuela», a través del cual los escolares han constituido cooperativas escolares para fabricar y vender productos de artesanía y gastronomía.

Fuente: LNE

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