sábado, 12 de mayo de 2007

Mas de la mitad de los 260 oseznos han muerto


Desde 1989 han nacido doscientos sesenta y dos esbardos de oso pardo cantábrico. Más de la mitad, según los expertos, han fallecido.

Asturias es la región donde se concentra mayoritariamente la población de oso pardo, especie emblemática en peligro de extinción. Para su recuperación, es imprescindible lograr una alta reproducción, primero, y que las crías sobrevivan en un medio que permita su desarrollo, después.

El número de nacimientos registrado entre 1989 y 2006 asciende a 262 oseznos, conforme a los datos del libro «Demografía, distribución, genética y conservación del oso pardo» realizado por la Fundación Oso Pardo y publicado por el Ministerio de Medio Ambiente.

Pese a estos cálculos, la población osera apenas ha registrado un ligero incremento: unos 130 ejemplares, según las estimaciones más habituales. ¿Dónde están los demás, las crías nacidas y que deberían haber impulsado un notable aumento del número de osos? Aunque la publicación no aborda la problemática de la muerte de oseznos, los expertos consideran que muchos de ellos, más del 50 por ciento, no llegan a adultos. Bien porque los matan los propios machos para que la hembra vuelva a entrar en celo o bien por otras causas.

También mueren ejemplares adultos. «Se siguen colocando muchos lazos para caza furtiva; buena muestra de ello es el millar de lazos retirados en la zona occidental cantábrica por las patrullas de la Fundación Oso Pardo en los últimos años. Al problema de los lazos se le añade últimamente un rebrote del uso de veneno en la cordillera Cantábrica para luchar fundamentalmente contra los lobos», señalan los autores del libro, coordinado por Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo; Fernando Ballesteros, J. Herrero y Carlos Nores.

En los últimos ocho años se conocen al menos seis casos de osos muertos por envenenamiento. El último en unirse a esta lista negra es un ejemplar aparecido en Somiedo. Otros dos machos adultos han fallecido por disparos: uno en 2005 en la población oriental (montaña palentina) y otro en 2006 en la población occidental (Ancares de León).

El libro hace, a pesar de estos casos esporádicos, una lectura positiva de la situación de la especie, marcada entre otros elementos por la expansión de las áreas reproductivas. Palomero destaca especialmente la importancia del «tercer núcleo» osero de la población occidental, el del concejo de Proaza.

Fuente: LNE

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