En el año 2050 el nivel del mar habrá subido 15 centímetros. Por cada centímetro que suba el mar se perderá un metro de playa. En ese escenario de cambio climático Asturias se verá afectada, como el resto de las regiones de la costa española, en mayor o menor medida.
El litoral asturiano sufrirá la sobreelevación del nivel del mar y el aumento de los vientos y de la intensidad del oleaje. Las olas van a ser mayores y la duración de los temporales también. Ése fue alguno de los escenarios planteados ayer en la conferencia «Impactos del cambio climático en nuestro litoral. ¿Podemos adaptarnos?» que ofreció Íñigo Losada, catedrático de Ingeniería Hidráulica de la Universidad de Cantabria, en la conferencia organizada por Tribuna Ciudadana en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.
Losada, que fue presentado por el catedrático de Ecología de la Universidad de Oviedo, Ricardo Anadón, dibujó el mapa del futuro en el litoral español. Para predecirlo, Losada y su equipo han mirado primero al pasado. Todo ello para analizar una costa sumamente frágil porque, «siendo un sistema natural, la presión que ejercemos sobre ella es enorme», señaló Losada.
Con los datos sobre los cambios producidos en las últimas décadas el catedrático de Ingeniería Hidráulica señaló ayer que el nivel del mar subirá 2,5 milímetros al año, aunque apuntó que esa estimación se basa en el mejor de los escenarios posibles. «Son datos conservadores; hay que tener en cuenta que siempre va a ser peor». Pero hay más. En el efecto de las inundaciones y la erosión en la costa influyen una serie de factores. Entre ellos está la marea meteorológica. En 2050 todo el litoral, incluido Asturias, vivirá un clima más suave, con lo que se reducirá la incidencia de marea meteorológica, pero, en cambio, otras variables aumentarán.
Así, por ejemplo, la altura media anual de las olas subirá por efecto de las borrascas. No sólo aumentarán las medias, también las máximas, es decir, las olas más grandes, y también crecerá la altura de las olas extremas, que son las que provocan, por ejemplo, problemas en los diques. «En Asturias estas olas sufrirán un pequeño aumento, pero sobre todo se incrementarán en Galicia», indicó Losada.
El viento, otro de los elementos a tener en cuenta a la hora de estudiar las inundaciones y la erosión en la costa, también tiene mucho que decir. En el caso de Asturias el experto de la Universidad de Cantabria destacó que tendrá mayor velocidad en el Occidente .
Con la sobreelevación del nivel del mar, algunas zonas que ahora están descubiertas pasarán a estar cubiertas. En los espacios naturales la capacidad de adaptación a los cambios es mayor. Pero las zonas con infraestructuras son mucho más vulnerables. En este sentido, el experto destacó la importancia de estudiar el rebase de las obras marítimas y el aumento del peso de las piezas que se emplean en ellas. Estas piezas son las encargadas de aguantar el embate, y Losada puso un ejemplo. «En los puertos de Cudillero o Luarca el peso de estas piezas es de 40 toneladas; en el caso de Gijón, serán de 180 toneladas», señaló Losada.
El estudio realizado por el experto de la Universidad de Cantabria parte de un encargo de la Oficina Española del Cambio Climático. El objetivo era saber cómo esas alteraciones del clima afectarían al litoral. Tras los estudios realizados, Losada maneja un mapa que escanea el litoral español dando información cada 8 kilómetros, por lo que supone un material muy importante a la hora de prever qué pasará en la costa española.
Lo que parece claro es que el efecto del cambio climático será perceptible en escenarios cercanos. Según los datos ofrecidos por Losada, habrá playas del occidente asturiano, como las dos primeras de Luarca, que desaparecerán, a no ser que se regeneren. Y si cambia el oleaje y el nivel del mar se modificará también la configuración de los estuarios de Villaviciosa, Navia, Nalón o Ribadesella. Estos serán cambios visibles en un plazo cercano. Las proyecciones a 2050 realizadas por Losada y su equipo plantean una realidad muy visible para quienes hoy son niños.
Fuente: LNE
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