
Las polémicas, los proyectos, los problemas de financiación: la historia de cómo el Centro Asturiano de Oviedo llegó a ser lo que es hoy puede rastrearse en la prensa regional. Eso ha hecho el directivo del centro e investigador Pedro Rodríguez Cortés, que ha recopilado una antología de noticias, desde 1926 a 1966.
«El Centro Asturiano en la prensa regional» ha sido editado por el propio club «dentro de la tarea que nuestra directiva se impuso desde 1999, cuando llegamos a la dirección», según aclaró el presidente de la entidad, Alfredo Canteli.
El libro recopilatorio, que está amenizado además por la inclusión de anuncios publicitarios que dicen mucho de la época, fue presentado ayer ante medio centenar de asistentes por la presidenta de la Junta General del Principado, María Jesús Álvarez. La presidenta de la Junta destacó lo minucioso del trabajo recopilatorio y la cuidada edición. «Es un trabajo minucioso, divertido de leer, que nos enseña cómo fuimos.
Conocer el pasado es clave para entender el presente y encarar el futuro», valoró Álvarez, que hizo hincapié en el peso que tuvo la emigración en la creación de Asturias, como hoy la conocemos. «La emigración se llevó a los más jóvenes, los más fuertes, los más emprendedores.
Se llevó a los mejores», señaló la presidenta de la Junta, que recordó que entre 1830 y 1930 300.000 asturianos dejaron su tierra. «No olvidaron Asturias. Supieron aportar a esta tierra, que no los pudo mantener, un caudal de capital y de iniciativa. Fueron a hacer las Américas y muchos, cuando volvieron, hicieron después las Asturias». En ese marco nació el Centro Asturiano, una asociación de «apoyo mutuo», describió la presidenta de la Junta.
El autor del libro, Pedro Rodríguez Cortés, destacó las dificultades vividas por la emigración asturiana en una época agitada por guerras -desde la de Cuba a la guerra civil- y revoluciones -la de Octubre de 1934, pero también la cubana-. Y repasó también algunas de las polémicas reflejadas por los periódicos. «Había uno de Gijón que no quería por nada que el sanatorio antituberculoso estuviera en Oviedo.
Hizo mucha campaña en los periódicos, quería que se hiciera en la sierra, en Villamanín o en Pola de Gordón. No convenció», apuntó Rodríguez. La historia del edificio del Naranco como sanatorio fue breve: se inauguró en 1935 y en la guerra fue bombardeado. No se reconstruyó, ya como club, hasta los años setenta.
Fuente: LNE
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