jueves, 31 de mayo de 2007
La filarminica de Oviedo sigue potenciando la musica
La Sociedad Filarmónica de Oviedo celebra mañana -1 de junio- su primer siglo de vida. Lo hará en el auditorio Príncipe Felipe y se festejarán, con la colaboración de la OSPA y el Coro de la Fundación Príncipe de Asturias, cien años con la música como estandarte vital que han configurado una forma muy particular de percibir los espectáculos musicales, formando a varias generaciones de ovetenses en el disfrute y conocimiento de la música clásica. No se explicaría la vitalidad que en este ámbito tiene la cultura ovetense sin la labor realizada por la entidad, desde 1907, con una trayectoria que se ajusta con precisión al propio desarrollo histórico de la ciudad, a sus avatares, a sus grandezas y a sus miserias.
A la Filarmónica se le debe, entre otras cosas, que la música en Oviedo sea algo más que un mero hecho cultural, que se haya convertido en una seña identitaria que desde todas las clases sociales se percibe como algo propio y característico y que se vive con orgullo y especial entusiasmo.
A esa percepción contribuyó, de manera notable, la capacidad de la Sociedad para conseguir que en Oviedo recalasen algunos de los grandes nombres de la música del siglo XX, casi un acontecimiento que con esa rotundidad se produjo en muy escasas ciudades españolas, porque nuestro país vivió durante muchos años de espaldas a los grandes circuitos musicales europeos. Ahí la capacidad de las sucesivas juntas para mantener la calidad fue clave en la consecución de actos de primer rango.
La aventura de la Filarmónica, arrancó el 1 de junio de 1907, con un concierto en el Campoamor que se inició a las nueve y media de la noche, ofreciendo un programa en tres partes, como entonces era habitual, a cargo de la Agrupación Artístico Filarmónica de Madrid. Tuvo la fundación de la entidad precedentes que llevaron a un grupo de entusiastas a crearla, con el marqués de Valero de Urría como primer presidente, en unos años intensos, en los que ya están presentes en la programación un jovencísimo Manuel de Falla y uno de los grandes nombres del teclado, el austriaco Emil Saüer.
Al fallecimiento del presidente fundador, la Sociedad elige un nuevo rector, Plácido Álvarez-Buylla, sin duda el gran impulsor de la entidad, uno de los nombres imprescindibles para explicar una de las etapas más fructíferas de la Filarmónica. Potenció una unión de filarmónicas para articular giras de artistas y comenzaron a encadenarse actuaciones de relevancia, como las protagonizadas por la Orquesta Sinfónica de Madrid, dirigida por el maestro Fernández Arbós y que a lo largo del tiempo llegaría a ofrecer más de un centenar de conciertos, o el trío formado por el violonchelista Pau Casals, el violinista Jacques Thibaud o el pianista Alfred Cortot.
En esos primeros años se presenta otro nombre esencial, la clavecinista Wanda Landowska; el «Cuarteto Rosé» -fundado por Arnold Rosé, maestro concertador de la Ópera de Viena y del Festival de Bayreuth-, o el compositor Enrique Granados. En 1916 debutará en la ciudad Arthur Rubinstein y en años siguientes se producen otras actuaciones estelares, como la soprano Ángeles Ottein, Ofelia Nieto, el compositor Paul Hindemith, Alfred Cortot, Vladimir Horowitz, Joaquín Turina, Gaspar Cassadó -otro músico de profunda vinculación con la entidad-, Joaquín Nin, Eugene Isaye, Andrés Segovia y, sobre todo, Maurice Ravel, Ottorino Respighi, Alberto Casella o Béla Bartók.
La Filarmónica encontró en el teatro Campoamor una sede estable, hasta la destrucción, en la Revolución de 1934, y después de la guerra civil, en 1944, se inauguró el teatro Filarmónica -ahora propiedad del Ayuntamiento-, donde continuó ejerciendo su actividad hasta la actualidad. Entre medias del Campoamor y del Filarmónica, el teatro Principado sirvió también de sede, y allí tuvo lugar la actuación de otro gran nombre de la música, Sergei Rachmaninov, en 1935.
Después de la guerra, la Sociedad se renueva con artistas como Ataúlfo Argenta, Henryk Szeryng, Gerard Tachner o la vinculación constante de la Orquesta de Asturias, con la gran figura de Ángel Muñiz Toca como referencia indiscutible. Uno de los grandes hitos de la historia de la entidad llegaría cuando se inauguró el teatro Filarmónica, teniendo como gran protagonista a la Orquesta Filarmónica de Berlín, bajo la dirección de Hans Knappertsbusch. Después actuarían otros artistas que son referencias en sus respectivos ámbitos. Aun sin ser exhaustivos, merecen destacarse Victoria de los Ángeles, Alicia de Larrocha, Christian Ferras, Wilhelm Kempff, Nicanor Zabaleta, Joaquín Achúcarro, Pilar Lorengar, Montserrat Caballé, José Iturbi, Rafael Orozco, Jessye Norman y Narciso Yepes, entre centenares de artistas, algunos vinculados a la sociedad durante décadas.
En la presidencia a Plácido Álvarez-Buylla le sucedió Pedro Masaveu y posteriormente Manuel Álvarez-Buylla, hasta llegar a la actual de Jaime Álvarez-Buylla. Junto a ellos, centenares de ovetenses han marcado la historia musical de la ciudad durante cien años.
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