viernes, 4 de mayo de 2007

Hombres y osos unidos por la caza


Hace más de un millón de años, un homínido viajó desde África a Europa y se encontró con un oso procedente de Asia, el Ursus dolinensis. Desde entonces, varias especies de humanos y osos fueron sucediéndose y coexistiendo a lo largo de la Prehistoria hasta que, hace unos 180.000 años, el oso pardo llega a Europa desde Asia.

Y aquí comienza una historia que la Fundación Oso Pardo y Caja Cantabria repasan en una exposición que podrá verse desde hoy en la sala de exposiciones del edificio histórico de la Universidad de Oviedo.

Humanos y osos han vivido una historia paralela y evolutiva desde los primeros cazadores de osos del Paleolítico a la época altomedieval, en la que la caza del oso se convirtió en una estrategia para la guerra. El derecho a cazarlos era prácticamente exclusivo de la nobleza.

Un derecho que, según los organizadores de la exposición, quizá fue truncado por el oso regicida que en el año 739 acabó con la vida del rey Favila en las frondosas tierras del oriente asturiano. Y de la caza del oso como ejercicio de caballería se pasó al exterminio de la especie mediante un sistema de recompensas conocido como «talla de fieras».

Comenzaron las historias de los legendarios «oseros», afamados cazadores locales como Francisco Garrido y Manuel Álvarez, de Somiedo, o Xuanón de Cabañaquinta, pero también de aristócratas como Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa y gran cazador de osos que llegó a matar a casi una treintena de ejemplares. Y fueron ellos, esos cazadoras de clase social alta, los que influyeron para proteger a la especie a fin de preservarla para la caza.

Es a mitad del siglo pasado cuando comienza su protección.
En 1952 la caza del oso se prohíbe temporalmente durante cinco años. En 1957 volvió a permitirse su caza y, finalmente, en 1967 se prohíbe definitivamente. Desde entonces, han pasado cuarenta años, los primeros de la tregua que hombres y osos han decidido concederse en su entrelazada historia.

Fuente: LNE

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